Ríos de tinta se han vertido a la hora de dilucidar la historia de las iglesias utreranas. De hecho, por todos es conocida la polémica que siempre ha existido entre las dos parroquias principales de Utrera, Santa María y Santiago, para comprobar cuál de las dos es la más antigua. Un debate que es difícil de cerrar con los datos en la mano, ya que no han llegado documentos que certifiquen cuál de las dos iglesias se levantó antes. A pesar de este hecho, los especialistas coinciden a la hora de determinar que la lógica indica que lo más probable es que fuera la de Santiago la primera en llenar el panorama visual de la localidad.

Los datos en los que se basan los historiadores para proclamar la más que probable mayor antigüedad de Santiago tienen que ver con su ubicación, ya que se encuentra en un cerro elevado, muy próximo al castillo, que ha estado poblado desde tiempos inmemoriales en Utrera, lo que indica que nos encontramos en el auténtico corazón de la Utrera antigua.

Al margen de lo que inevitablemente salta a la vista, y es que Santiago con su sencillez e imponente construcción se postula como una magnífica obra artística, la iglesia guarda muchos secretos entre sus muros que requieren de un tranquilo paseo y análisis. Son pocos los utreranos que no conocen la existencia en la iglesia de las famosas momias, que nos ponen a todos los pelos de punta. También da cierto escalofrío saber que en las entrañas de la iglesia se guardan las insignias de la Inquisición, que en su día eran custodiadas por los dominicos en el convento de Santo Domingo, que se situaba en el lugar que en la actualidad ocupa el mercado de abastos. Curiosas son también las pilas con agua bendita que se encuentran en el interior de la iglesia, que son grandes conchas, procedentes de los mares más exóticos del mundo y que tampoco sabemos mucho de cómo llegaron a Utrera.

En cuanto a la historia de la iglesia de Santiago, tenemos que contar que es un templo gótico que comenzó a construirse a finales del siglo XV, concretamente en el año 1490, si bien, y como es frecuente en este tipo de edificios, su etapa constructiva se alargó en el tiempo, por lo que fácilmente puede apreciarse en él el paso de los distintos estilos arquitectónicos vigentes durante sus distintas etapas de ejecución.

Así, la importante portada situada a los pies y denominada «Del Perdón», se levanta sobre el año 1525. Posteriormente, algo más adelante, ya en la última década del siglo XVI se finalizó su crucero, la cabecera y la sacristía, realizados hacia 1596 por Lorenzo de Aredo; y aún algo más tarde, en 1610 su cabecera o capilla mayor. En el año 1760, la iglesia fue objeto de una importante reforma de su exterior, según consta en algunos azulejos situados en la fachada de la actual Capilla del Sagrario. De esa fecha deben ser también la portada de la nave del Evangelio, que presenta pilastras, frontón triangular y escudo; y la de la nave de la Epístola, con pilastras cajeadas y remate decorado con un sol, situada junto a una composición de pilastras pareadas y cajeadas que centran una hornacina integrada en un templete. Todo ello es de estilo neoclásico y atribuido al arquitecto diocesano José Echamorro.

Extraido de UtreraDigital