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Procesión de Palmas del año 2019 |
Estaba todo previsto para que un año más celebrásemos la Cuaresma y la Semana Santa, como en nuestra tierra llevamos haciendo desde hace siglos. Andalucía iba dejando atrás el letargo del invierno, para estrenar la primavera, y Utrera y nuestra feligresía de Santiago el Mayor no era ajena a ello. Pero las puertas de nuestra Parroquia o de la capilla de la Trinidad no se abrirán, ni celebraremos juntos la procesión de Palmas ni los Oficios, no montaremos el Monumento… todo será silencio, quietud, añoranza, tristeza, desasosiego…
“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, cambiaron todas las preguntas”. Esta frase del escritor y periodista uruguayo Mario Benedetti, quizás sea una de las mejores frases que puedan describir la situación que, todos estamos viviendo en estos momentos.
El ser humano siempre ha tendido a endiosarse, a sentirse el dueño del mundo y pensar que es el centro y controlador de todo… pero la realidad nos lleva a experimentar lo contrario: somos frágiles, vulnerables, débiles, impotentes e imperfectos.
Y es justo en este momento, donde nos encontramos los cristianos celebrando el tiempo de Cuaresma. Una Cuaresma que empezó con la imposición de la ceniza mientras que nuestro patrono, el Santo Cristo de Santiago celebraba su tradicional quinario. Todo discurría con la liturgia y el calendario de siempre: el trajín de nuestras casas de hermandad, los preparativos, los cultos del Cautivo… y de repente, todo de esfuma ante nuestros ojos. La Cuaresma que estamos viviendo no tendrá el fin que todos esperábamos: no pudimos celebrar los triduos en honor al Cristo de los Afligidos, ni al Cristo de la Buena Muerte; no veremos a nuestros titulares en sus pasos, no veremos nuestras túnicas y trajes preparados en los percheros, no gustarán nuestros sentidos el aroma del incienso en la calle, ni el sonido de las cornetas, ni la bulla y el ir y venir de los niños por la rampa del porche… pero a pesar de todo eso será Semana Santa y podremos constatar que Cristo sigue dando su Vida por nosotros.
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Monumento del Jueves Santo 2019 |
La Cuaresma y la Semana Santa no es un tiempo de fiesta y descanso como los ateos, y muchos que dicen ser creyentes piensan. La Cuaresma es el tiempo de gracia que Dios nos ofrece para que revisando nuestras vidas y reconduciendo nuestros pasos hacia el bien y la verdad, podamos un día gozar de la nueva vida que el Señor nos ofrece. Y por tanto, si este año nos han amputado lo festivo, lo tradicional, lo emocional y sensitivo es el momento preciso, para que lo vivamos auténticamente desde el punto de vista de la fe y nos tomemos en serio nuestra existencia.
Nos movemos por egoísmo, consumismo, bienestar y cada día somos más individualistas… pero ahora, de repente, los miedos nos amenazan, la economía se paraliza, nuestra libertad se ve limitada y podemos experimentar que lo primordial es la vida, y eso es precisamente lo que Jesús nos ofrece: una vida nueva, una vida plena. Y es que toda la existencia humana se condensa y resume en la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo:
- La hipocresía de la mañana de aquel domingo donde todos aplaudían al que “venía a salvarnos”, pero que cuando nos pide compromiso, coherencia y honradez, acabamos abandonando a su suerte.
- La traición de Judas, que pone de manifiesto la mezquindad y el egoísmo de los hombres que siguen haciendo de la riqueza el único motor de su vida y siguen pensando que el fin justifica los medios.
- La indolencia de Pilatos, como la de todos aquellos que vemos nuestro mundo como meros espectadores desde nuestra posición de comodidad y privilegio.
- La cobardía de Pedro, que nos representa a todos los que intentamos recoger el trofeo, pero evitando el sacrificio y el esfuerzo; los que buscamos los primeros puestos, pero rehusamos el aprendizaje y el hecho de tener que prepararnos, aprender, evolucionar…
- La pasividad de los que asisten a la crucifixión de Cristo en el calvario, como nosotros seguimos sin combatir el sufrimiento que padecen muchos seres humanos, siempre y cuando a nosotros no nos salpique…
- “La noche oscura” que diría S. Juan de la Cruz y que llegó a sentir el mismo Cristo, en aquella tarde del Jueves Santo, como la de tantas y tantas personas que injustamente siguen siendo víctimas inocentes y que padecen el abandono y ostracismo hasta de sus más allegados. El miedo al sufrimiento, a la muerte…
Pero la muerte no es el fin de la Cuaresma, sino la vida, y esa es la esperanza de aquellos que permanecieron a los pies de la cruz, la de aquellos que como María confían, esperan y saben que de la mano de Dios este mundo tiene el arreglo; el bien puede triunfar sobre el mal; la luz puede hacer disipar las tinieblas; el fracaso puede enseñarnos a buscar el triunfo; y el amor puede convertir nuestra debilidad en fortaleza.
Está triste pandemia que estamos viviendo en esta atípica Cuaresma debe ayudarnos a revisar nuestras vidas, a reconsiderar cuáles son nuestras aspiraciones, a replantear nuestros proyectos, a purificar nuestra fe en Jesucristo… en aquel que presente en el Santísimo Sacramento nos espera siempre en el Sagrario para aclarar nuestras dudas y dar respuesta a todos nuestros interrogantes.
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Santo Cristo de Santiago |
“Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5) nos recuerda María en las Bodas de Caná, y si nos da ese consejo es porque Ella, en primera persona experimenta que su Palabra es certera, eficaz, y que es la única que da sentido y la vida al mundo
Juan en su Evangelio nos dice: “Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo. También ustedes ahora están tristes, pero Yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Aquel día no me harán más preguntas”. (Jn 16, 21-23a).
Pidamos a la Santísima Virgen que tomemos en serio su propuesta. Que con su ayuda asumamos la responsabilidad de nuestros errores, que nos acaban convirtiendo también en víctimas. Que bajo su bendito manto todos podamos llenarnos en esta Semana Santa del amor y de la misericordia de Dios. Qué por su intercesión la Cuaresma de 2021 podamos darle juntos las gracias a Dios porque todo pasó; porque nos hemos convertidos en hombres y mujeres nuevos; porque Dios no se cansa de renovar su Alianza con la humanidad y porque, si de la mano de María, imitamos sus Lágrimas con aquellos que están Desamparados, y se convierte en la Estrella que guía nuestros pasos, nos llenaremos de su Esperanza y podremos experimentar su infinito Socorro, y así tomaremos conciencia de que es posible “un cielo nuevo y una tierra nueva” (Ap 21, 1).
Con mi afecto, y mi oración.
Juan Luis Rubio Lora
Párroco de la de Santiago el Mayor
Utrera (Sevilla)